En una crítica audaz a Donald Trump, la excongresista republicana Liz Cheney argumentó recientemente que la retórica y las políticas del expresidente están lejos de los valores conservadores. Durante su primera entrevista en profundidad desde que respaldó a la demócrata Kamala Harris para las próximas elecciones, Cheney dejó claro que el enfoque de Trump está en desacuerdo con los ideales republicanos tradicionales. Según Cheney, la constante denigración de Estados Unidos por parte de Trump contradice los principios fundamentales que defendían iconos conservadores como Ronald Reagan.
Cheney expresó su desaprobación en el programa «This Week» de ABC, diciendo al presentador Jonathan Karl: «Donald Trump no es un conservador, y no hay forma de que Ronald Reagan lo apoyara». Subrayó que el mensaje de Trump de retratar a Estados Unidos como una nación fallida va en contra de los valores conservadores, en particular la visión optimista de Reagan sobre el país. Señaló que el constante «ataque» a los Estados Unidos socava la esencia del conservadurismo, que busca fortalecer las instituciones fundamentales de la nación.
Un rechazo a la visión de Trump para Estados Unidos
La hija del ex vicepresidente Dick Cheney, Liz Cheney, dejó claro que tanto ella como su padre votarán por Kamala Harris en las próximas elecciones. Esto marca la primera vez que la familia Cheney apoyará a un demócrata, un cambio político significativo que Cheney espera inspire a otros republicanos a reconsiderar su postura sobre Trump.
La crítica de Cheney no se detuvo en la retórica de Trump. Apuntó a sus políticas económicas, calificando su estrategia de aranceles globales como peligrosa y contraproducente, sugiriendo que podría llevar al país a una recesión. Cheney instó a sus compañeros republicanos a examinar de cerca las políticas de Trump, advirtiendo que su enfoque no solo es una desviación de los principios conservadores tradicionales, sino también una amenaza para los fundamentos constitucionales del país.
«Donald Trump no defiende ninguna de las cosas que hizo Ronald Reagan», argumentó Cheney, instando a sus colegas republicanos a reevaluar las políticas de Trump y las consecuencias a largo plazo que podrían traer al país.
Conservadores instados a votar en contra de Trump
Cheney hizo un llamado a la acción, instando a los republicanos insatisfechos con Trump a tomar medidas decisivas en noviembre. Para aquellos en estados clave, Cheney sugirió que simplemente abstenerse de votar por Trump no es suficiente. En su lugar, animó a los republicanos a apoyar activamente a su oponente para proteger la democracia estadounidense.
Aunque Cheney sigue siendo una firme conservadora, enfatizó que esta elección no se trata de política partidista ni de desacuerdos sobre políticas, sino de salvaguardar la Constitución. Expresó su esperanza de que los votantes, incluidos republicanos prominentes anti-Trump como Mitt Romney y Mike Pence, consideren respaldar a Harris para evitar la reelección de Trump.
Cheney también criticó a Nikki Haley, quien inicialmente se opuso a Trump durante las primarias republicanas pero luego lo respaldó, diciendo que no podía «entender su posición de una manera con principios». Cheney también arremetió contra el compañero de fórmula de Trump, JD Vance, quien se negó a certificar los resultados de las elecciones de 2020.
Como dijo Cheney, «Nos corresponde a nosotros, los votantes, responsabilizar a [Trump] en noviembre», enfatizando que reelegir a Trump pondría en peligro la Constitución.
La batalla por el futuro del Partido Republicano
La postura de Liz Cheney ilustra la división continua dentro del Partido Republicano, mientras los conservadores tradicionales luchan con la dirección que Trump ha dado al partido. Aunque Cheney sigue siendo leal a los principios conservadores, su oposición a Trump señala un conflicto ideológico más profundo que podría moldear el futuro del Partido Republicano. Queda por ver si sus advertencias resuenan con los votantes en noviembre, pero su mensaje es claro: la prioridad debe ser preservar el orden constitucional, no la lealtad al partido.
En los meses previos a las elecciones, el audaz respaldo de Cheney a Harris, junto con la decisión de su padre de votar por un demócrata, podría servir como un momento crucial para los republicanos anti-Trump mientras enfrentan la creciente influencia del trumpismo dentro de sus filas.