En medio de una crisis energética sin precedentes, los cubanos expresaron su ira y decepción ante su gobierno el domingo, al enfrentarse al tercer día de un apagón nacional casi total, con residentes de la isla escasa de efectivo, viendo cómo se echa a perder la comida y llevando agua en cubos.
“¿Qué va a pasar con mi hija?” preguntó desesperada Adismary Cuza, preocupada por su hija de 21 años cuya medicación para una enfermedad renal crónica necesita mantenerse refrigerada.
«Mi refrigerador lleva tres días sin funcionar y temo que todo se vaya a desperdiciar,» dijo mientras se dirigía a trabajar en el casco antiguo de La Habana.
«¿Qué va a suceder en este país?» cuestionó Cuza.
Los residentes de Cuba, un país de gobierno comunista, están acostumbrados a apagones esporádicos, pero Cuza cuestionó cómo las autoridades permitieron que toda la red eléctrica colapsara.
La red eléctrica falló en una reacción en cadena el viernes debido al cierre inesperado de la mayor de las ocho obsoletas plantas de energía a base de carbón de la isla, según el jefe de suministro eléctrico del ministerio de energía, Lazaro Guerra.
Los equipos han estado trabajando para restablecer el servicio, pero, aunque algunos clientes volvieron a estar en línea, el apagón se mantuvo cercano al total el domingo, según funcionarios.
Serguei Castillo, un trabajador de la construcción retirado de 68 años, estaba tan preocupado como Cuza.
Salió en busca de cigarrillos, aunque no tenía efectivo ya que los bancos habían estado cerrados desde el viernes y los cajeros automáticos estaban fuera de servicio.
«No hay vida aquí. Este país no da nada,» dijo Castillo, quien se retiró hace tres años y recibe una pensión mensual equivalente a unos $38.
Dijo que había estado viviendo a base de comida chatarra durante dos días.
Cuba ya estaba enfrentando su peor crisis económica en 30 años, lidiando con una inflación desenfrenada y escasez de alimentos, medicinas, combustible y agua, además de apagones cada vez más frecuentes.
“¿Dos días sin electricidad? ¿Qué es esto, señor? ¿Qué va a pasar? Los cubanos están cansados de tantos problemas,» dijo Castillo.
En los últimos meses, algunas provincias han tenido que soportar apagones de hasta 20 horas al día.
El apagón ha tenido efectos secundarios, también. Entre otras cosas, la falta de electricidad significa que muchos edificios no pueden bombear agua.
En el barrio de Vedado, Isabel, de 51 años, dijo que su esposo acababa de subir 20 cubos de agua a su apartamento en el segundo piso.
Dijo que podían tolerar apagones que duraban algunas horas, pero el apagón prolongado era inaceptable.
«Esto es una falta de respeto hacia las personas. No tengo otra manera de describir lo que está sucediendo,» dijo Isabel, quien prefirió no dar su apellido.
«Un país paralizado durante tres días es demasiado,» añadió.
Luis Jiménez, un estudiante universitario de 22 años, dijo que se preocupa por el futuro: los próximos días y a largo plazo.
«Si esto no se resuelve pronto, no sé cómo vamos a vivir en los próximos días,» dijo.
«Este es un país en ruinas. Está destruido,» concluyó Jiménez.
En resumen, la crisis energética en Cuba ha dejado a los ciudadanos en una situación desesperada, afectando su día a día y generando incertidumbre sobre lo que depara el futuro para la isla. La indignación y la frustración crecen entre la población mientras las autoridades luchan por restablecer el servicio eléctrico y abordar las profundas carencias económicas que aquejan al país.