El incidente en la frontera entre Texas y México ha generado una gran controversia en Estados Unidos. Cientos de migrantes ilegales procedentes de África, Centroamérica, Colombia y Venezuela intentaron cruzar la frontera en El Paso, Texas, después de ser empujados hacia el sur por el alambre de púas en medio de la noche por la Guardia Nacional.
A pesar de las medidas drásticas tomadas por el gobernador de Texas, Greg Abbott, y el fiscal general Ken Paxton para frenar el flujo de migrantes ilegales, la situación sigue siendo tensa en la frontera sur de Estados Unidos. La instalación de alambre de púas por parte de la Guardia Nacional de Texas no ha sido suficiente para detener la oleada de migrantes que intentan cruzar ilegalmente hacia el país.
El gobernador Abbott ha firmado una ley que otorga poder a la policía de Texas para arrestar a los migrantes ilegales, en un intento por detener la invasión en la frontera. A pesar de la oposición de organizaciones de izquierda como la ACLU, la Corte Suprema de Estados Unidos ha permitido que Texas aplique esta ley de inmigración que permite a la policía arrestar a los migrantes ilegales.
Aunque un tribunal de apelaciones federal ha bloqueado temporalmente la aplicación de la nueva ley de inmigración en Texas, la situación en la frontera sigue siendo un tema de debate en el país. Con la crisis migratoria en pleno apogeo, el gobierno de Biden se enfrenta a un dilema sobre cómo abordar esta problemática de manera eficaz y humanitaria. La lucha por controlar la frontera sur de Estados Unidos continúa, mientras los migrantes siguen buscando una vida mejor en suelo estadounidense.