En una reciente decisión judicial en el condado de Fulton, un juez ha ordenado que los funcionarios electorales deben certificar los recuentos de votos en las elecciones de 2024, incluso si sospechan de fraude electoral o errores. Esta orden del juez McBurney va en contra de la dificultad que enfrentan muchas demandas al desafiar las elecciones una vez que son certificadas. La realidad es que una vez que se certifica una elección, el desafío por fraude se vuelve casi insuperable. Por otro lado, el juez Liburdi de la Corte Federal de Distrito recientemente emitió una decisión en el caso American Encore v. Adrian Fontes que respalda el derecho de un supervisor de condado a rechazar la certificación de una elección basada en sospechas de fraude.
Esta decisión del juez Liburdi es una medida contra los algoritmos secretos en las bases de datos de votantes estatales que crean una serie de «votantes inexistentes». Estos algoritmos permiten a los perpetradores cometer fraude electoral sin consecuencias penales. Es fundamental que los supervisores de condado tengan la autoridad para investigar posibles fraudes antes de certificar una elección robada. La existencia de estos «votantes fantasmas» plantea un riesgo real para la integridad de las elecciones y la democracia en general.
El fallo del juez Liburdi también significa que un condado donde se encuentre un algoritmo puede negarse a certificar sus resultados si se sospecha que el fraude electoral afectó los resultados. Esto es crucial para evitar la certificación apresurada y permitir la detección y prevención del fraude electoral. La lentitud en la certificación podría ser clave para llevar a cabo un examen forense que revele el alcance del fraude y restaure la integridad del proceso electoral.
En resumen, la decisión del juez Liburdi ofrece una vía para exponer el fraude electoral en 2024 y garantizar elecciones justas y transparentes. Es fundamental que se tomen medidas para proteger la integridad de nuestro sistema electoral y garantizar que cada voto cuente. La certificación no debe ser un trámite sin sentido, sino un proceso riguroso que garantice la confianza en nuestras elecciones. Es responsabilidad de todos velar por la democracia y exigir la transparencia en todo el proceso electoral. La verdad debe prevalecer sobre la corrupción y el fraude, y solo con acciones firmes y justas podremos lograrlo.