Uno de los principales argumentos utilizados para justificar las leyes de redes sociales de Florida y Texas, desafiadas en NetChoice v. Paxton y Moody v. NetChoice (casos actualmente ante la Corte Suprema), es la afirmación de que las empresas de redes sociales son «transportistas comunes». Por lo tanto, se argumenta que los estados pueden promulgar leyes que les prohíban utilizar la mayoría de los tipos de moderación de contenido, incluso si dichas restricciones de otra manera violarían la Primera Enmienda.
El Profesor de Derecho de la Universidad de Pennsylvania, Christopher Yoo, publicó recientemente un artículo que es la crítica más exhaustiva de la teoría del transportista común hasta ahora. En el resumen del artículo se menciona que las redes sociales no se ajustan a ninguna de las justificaciones tradicionales para el estatus de transportista común, y que los estados no pueden simplemente crear dicho estatus por decreto legislativo (o al menos, si lo hacen, no puede anular las restricciones constitucionales sobre su autoridad regulatoria).
En un artículo relacionado, se critica la teoría del transportista común para la regulación de las redes sociales. Se argumenta que las empresas de redes sociales no tienen un monopolio sobre la distribución de información política en línea, ya que muchas más personas obtienen noticias a través de otros medios diferentes a las redes sociales. Además, se señala que la mayoría de las personas confían menos en las noticias de fuentes de redes sociales que en las de la televisión y sitios web de noticias.
En resumen, se concluye que imponer reglas de transportista común a las empresas de redes sociales carece de fundamentos sólidos y que las restricciones de contenido son cruciales para este tipo de plataformas. Además, se destaca que es mejor que la calidad de esas reglas sea determinada por la competencia en el mercado en lugar de ser impuesta por mandatos gubernamentales.