Un escándalo de cocaína en la Casa Blanca de Biden está causando controversia luego de que un paquete de cocaína fuera encontrado en el Ala Oeste después de una visita de Hunter Biden en julio de 2023. La investigación de la Agencia Secreta se cerró sin identificar a ningún sospechoso, y el paquete se encontraba en un punto ciego para las cámaras de vigilancia. A pesar de las afirmaciones iniciales de la Casa Blanca de que no se encontraron huellas dactilares ni muestras de ADN, se reveló más tarde que hubo un golpe parcial de ADN que la entonces directora de la Agencia Secreta, Kim Cheatle, intentó ocultar.
Lo más preocupante es que, según reveló el exagente secreto Dan Bongino, ahora se están otorgando ascensos para mantener en silencio a las personas que saben sobre los esfuerzos para hacer desaparecer las pruebas de cocaína. Esta noticia ha generado indignación entre excolegas de la agencia, quienes consideran que la investigación fue un fraude y que se está presionando a los agentes para encubrir la verdad.
El congresista Tim Burchett incluso denunció que la Agencia Secreta destruyó todas las pruebas de ADN después de destruir el paquete de cocaína, lo que ha generado críticas y dudas sobre la transparencia y la integridad de la investigación. Bongino ha instado a no permitir que esta situación dañe la reputación de la agencia, asegurando que es vergonzoso y humillante para aquellos que han dedicado su vida a proteger a los presidentes de Estados Unidos, sin importar su afiliación política.
En resumen, el escándalo de la cocaína en la Casa Blanca de Biden ha dejado en evidencia un encubrimiento y presiones internas que están generando descontento entre los exagentes y la opinión pública. Es crucial que se aclare la verdad sobre lo ocurrido y que se garantice la integridad de las instituciones encargadas de proteger a los líderes del país. La transparencia y la rendición de cuentas son fundamentales en una democracia, y es responsabilidad de todos exigir claridad y justicia en casos como este.