Mark Cuban ha elogiado recientemente a los caninos como más rápidos en aprender que el último encanto del Valle del Silicio. La inteligencia artificial generativa, el cachorro más reciente de la tecnología, tiene todavía que ser entrenado en casa, según el inversor multimillonario.
“Creo que los cachorros inteligentes son más inteligentes que la inteligencia artificial hoy en día o en el futuro cercano”, dijo Cuban en una entrevista con Wired. Cuban preguntó al entrevistador, Lauren Goode, si confiaría más en un perro guía o en un coche autónomo para llevarla tres cuadras en caso de que estuviera ciega. Su respuesta fue clara: «Yo confiaría en el perro».
Él explica que “un perro puede percibir problemas”, mientras que un coche autónomo no puede entender lo adversarial. Y Cuban no está solo en su escepticismo. Una abrumadora mayoría del 93% de los estadounidenses reportan preocupaciones sobre estos vehículos, citando la seguridad y fallos tecnológicos como principales preocupaciones en una encuesta de Forbes Advisor realizada por OnePoll a 2,000 individuos. De hecho, como latas en un coche recién casado, los vehículos inteligentes dejan un rastro de recalls a su paso. Compartiendo la carretera con humanos, estas invenciones luchan por navegar el caos y a menudo se detienen en seco cuando encuentran un problema.
Incluso así, los coches autónomos se han encontrado un pequeño enclave en el Área de la Bahía. Waymo, anteriormente conocido como el Proyecto de Coche Autónomo de Google, ha ido desplegando su producto poco a poco a lo largo de 15 años, según escribe David Meyer para Fortune. Los viajes semanales alcanzaron los 50,000 en L.A., Phoenix y San Francisco, según datos de la compañía. Pero este éxito incremental no ha venido sin obstáculos en el camino, añade Meyer. Hasta esta primavera, los reguladores estadounidenses están investigando 22 accidentes reportados que involucran vehículos de Waymo, ya que los coches chocan contra objetos estacionarios y desoyen las señales de tráfico.
La inteligencia artificial simplemente podría no ser el buen chico que es el perro de Cuban. Citando a su propio mini pastor australiano Tucks, Cuban elogia su adaptabilidad natural. “Puedo tomar a Tucks y simplemente dejarlo en una situación, y lo resolverá rápido”, dice. “Tomo un teléfono con inteligencia artificial y le muestro un video, no tendrá ni idea. Y no creo que eso vaya a cambiar por mucho tiempo”. Ese tiempo será al menos una década, añade.
A pesar de las persistentes alucinaciones de la inteligencia artificial y del avivamiento del miedo con respecto al obsoletismo, inversores y ejecutivos de alto nivel se apresuran a implementar y respaldar dicha invención antes de que lo hagan los competidores. Aunque piensa que Tucks es más sabio, Cuban reconoce que esta carrera de inteligencia artificial es de alto riesgo.
“Nuestra dominación militar, nuestro lugar en el mundo depende de nuestra capacidad para invertir en inteligencia artificial. Punto. Fin de la historia”, dijo a CNBC a finales de septiembre. “Quien gane la inteligencia artificial tendrá el mejor ejército. No hay duda al respecto”.
Cuban parece estar aún formando su opinión sobre la inteligencia artificial. Aunque crítico, hizo un anuncio para la función de inteligencia artificial Gemini de Google, señala Goode de Wired. Eso no significó nada, sin embargo, afirma, y fue solo para promocionar Cost Plus Drugs. A pesar de dudar de la verdadera adaptabilidad de los coches autónomos, descarta la idea de que compañías como OpenAI están sobrevaloradas. Más bien, predice que un día estarán saturadas, ya que la gente creará modelos competidores y más económicos.
De cualquier forma, probablemente tomará tiempo para que la inteligencia artificial alcance a los humanos, o al menos a los perros. Porque la sabiduría no viene con texto, según Cuban.