Es probable que la transición refuerce los vínculos de la isla con Estados Unidos.
TAIPEI, Taiwán – Taiwán inauguró el lunes a Lai Ching-te como su nuevo presidente, instalando a un relativamente moderado que continuará la política de independencia de facto de la democracia insular autónoma mientras busca reforzar sus defensas contra China.
Miles de personas se reunieron frente al edificio de la Oficina Presidencial en Taipei para la ceremonia. Con sombreros de pescador blancos, los asistentes observaron en pantallas gigantes a los maestros de ceremonias de la ceremonia narrando la llegada de Lai. A la toma de juramento le seguirían al aire libre espectáculos artísticos y una marcha militar.
Lai aceptó las felicitaciones de colegas políticos y delegaciones de las 12 naciones que mantienen relaciones diplomáticas oficiales con Taiwán, así como de políticos de Estados Unidos, Japón y varios estados europeos.
Lai, también conocido por su nombre en inglés William, ha prometido continuar el impulso de su predecesor para mantener la estabilidad entre las partes y al mismo tiempo reforzar la seguridad de Taiwán mediante importaciones de cazas avanzados y otras tecnologías de su socio cercano Estados Unidos, la expansión de la industria de defensa con la fabricación de submarinos y aviones, y el refuerzo de asociaciones regionales con aliados no oficiales de Taiwán como Estados Unidos, Japón, Corea del Sur y Filipinas.
Reemplaza a Tsai Ing-wen, quien dirigió Taiwán a lo largo de ocho años de desarrollo económico y social a pesar de la pandemia de COVID-19 y las crecientes amenazas militares de China.
Se considera que Lai, de 64 años, heredó sus políticas progresistas, incluida la atención médica universal, el respaldo a la educación superior y el apoyo a los grupos minoritarios, incluido el de convertir a Taiwán en el primer lugar de Asia en reconocer los matrimonios entre personas del mismo sexo.
Lai, quien fue vicepresidente durante el segundo mandato de Tsai, parecía más bien un agitador al principio de su carrera. En 2017, se describió a sí mismo como un “trabajador pragmático por la independencia de Taiwán”, lo que provocó la reprimenda de Beijing. Desde entonces ha suavizado su postura y ahora apoya el mantenimiento del status quo a través del Estrecho de Taiwán y la posibilidad de conversaciones con Beijing.
Beijing reclama a Taiwán como su propio territorio y ha aumentado sus amenazas de anexarlo por la fuerza si es necesario.
Lai aprovechará los esfuerzos de Tsai para fortalecer los vínculos con Estados Unidos, que no reconoce formalmente a Taiwán como país pero está obligado por sus propias leyes a proporcionar a la isla los medios para defenderse.
Durante el mandato de Tsai, Taiwán se convirtió en la primera sociedad de Asia en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo, aunque los críticos dicen que ella eludió su responsabilidad política al dejar la decisión en manos de la Corte Suprema y una serie de referendos.
Supervisó una controvertida reforma laboral y de pensiones y extendió la duración del servicio militar obligatorio a un año. También impulsó una campaña de modernización militar, incluido un programa para construir submarinos autóctonos por un valor de más de 16.000 millones de dólares cada uno.
El liderazgo de Tsai durante la pandemia dividió a la opinión pública: la mayoría admiraba la capacidad inicial de Taiwán para mantener el virus en gran medida fuera de sus fronteras, pero criticaba la falta de inversión en pruebas rápidas a medida que avanzaba la pandemia.