La campaña presidencial del candidato republicano Donald Trump ha comenzado a utilizar teléfonos móviles y laptops encriptados y especializados para proteger a su equipo tras una serie de hackeos exitosos realizados por Irán y dos intentos de asesinato contra el expresidente.
Recientemente, la campaña adquirió un paquete de estos dispositivos de la empresa Green Hills Software, con sede en Santa Bárbara, California. Esta compañía es desarrolladora de un sistema operativo propietario centrado en la seguridad, ya utilizado por varias agencias gubernamentales de EE. UU., según informó su director general a Reuters.
Green Hills Software ofrece un teléfono Android personalizado, que viene preinstalado con su propio sistema operativo único, eliminando la mayoría de las funciones, excepto las llamadas telefónicas y los mensajes de texto, e implementando estrictas medidas de seguridad.
Aunque la empresa emitió un comunicado de prensa el 1 de octubre sobre el acuerdo con la campaña, este desarrollo ha recibido poca atención mediática.
Dan O’Dowd, presidente y director general de la empresa, comentó que se acercó a la campaña a través de contactos comunes y ofreció la tecnología de su empresa. «Asegurar la integridad del proceso democrático es primordial», afirmó O’Dowd en el comunicado.
Un portavoz de la campaña de Trump declinó hacer comentarios. Sin embargo, una persona familiarizada con los asuntos de la campaña, que habló bajo condición de anonimato, dijo que el equipo de campaña ha realizado importantes mejoras de seguridad en sus dispositivos, aunque no supo especificar qué proveedor fue elegido.
En cuanto a la seguridad informática de la campaña de Kamala Harris, la portavoz Morgan Finkelstein señaló: «En términos generales, contamos con sólidas medidas de ciberseguridad y el personal está capacitado para ser vigilante frente a posibles contenidos maliciosos».
La decisión de la campaña de Trump de actualizar sus dispositivos de seguridad sigue a meses de una campaña de ciberespionaje dirigida por Irán, que robó comunicaciones internas y documentos. También fue motivada por las amenazas físicas contra Trump, temiendo que hackers o espías pudieran vigilar al personal y utilizar esa información para atacar a individuos, según otra fuente familiarizada con el tema.
En una entrevista, O’Dowd explicó que un grupo clave de empleados de la campaña ya está utilizando los dispositivos, los cuales son más resistentes a los ciberataques remotos.
“Nunca se han publicado vulnerabilidades sobre nuestro sistema operativo”, añadió. Los teléfonos funcionan en un canal aislado, donde solo los dispositivos que forman parte del mismo plan pueden comunicarse entre sí. También utilizan encriptación de extremo a extremo y autenticación de dos factores por defecto, dos medidas recomendadas por expertos en ciberseguridad.
El grupo de hackers iraní responsable de comprometer la campaña a principios de este verano, conocido como APT42 en la comunidad de investigación de seguridad, es famoso por desplegar malware sofisticado para teléfonos móviles que puede grabar conversaciones y activar la cámara de manera remota. APT42 también es conocido por espiar a objetivos que luego son amenazados físicamente por agentes relacionados con la inteligencia iraní, según reportó Reuters anteriormente.
O’Dowd se negó a discutir cuántos dispositivos compró la campaña o el costo total, explicando que el precio depende de varios factores y puede variar según el cliente.
La campaña también adquirió laptops personalizadas y con funciones limitadas, que no pueden ser accedidas desde internet por atacantes externos. Estas laptops siguen el mismo enfoque que los teléfonos móviles, con funcionalidad limitada, pero permiten a los miembros del equipo acceder a un conjunto compartido de archivos y registros para colaborar de manera remota en un entorno informático aislado.
O’Dowd indicó que esta tecnología ya ha sido utilizada por equipos legales que trabajan en casos judiciales sensibles, donde desean mantener ciertos archivos de sus clientes separados y seguros.
Green Hills Software es contratista del gobierno federal, vendiendo su sistema operativo a varias ramas militares, donde se integra con diversas plataformas, incluidas armas, según los registros públicos de adquisiciones gubernamentales.
O’Dowd también mencionó que el producto de laptops de la compañía es utilizado por oficinas de campo del FBI.