El conflicto entre el United Auto Workers y Stellantis sobre la reapertura de una planta en Illinois ha llegado a la carrera por la presidencia de Estados Unidos y podría desencadenar una huelga contra el fabricante de automóviles.
Durante la Convención Nacional Demócrata, el presidente del sindicato, Shawn Fain, acusó a la empresa de no cumplir con las promesas de reiniciar una planta en Belvidere, Illinois, situada a poco más de una hora al noroeste de Chicago.
El sindicato logró la reapertura en las negociaciones de contrato de la pasada otoño después de una huelga de seis semanas en fábricas operadas por Stellantis, General Motors y Ford.
En una declaración, Stellantis confirmó que notificó al sindicato de planes para retrasar la reapertura de Belvidere pero afirmó mantener su compromiso y se opone firmemente a las acusaciones del sindicato de violar los términos del contrato.
Los retrasos violan el contrato de 2023, dijo el sindicato, y podrían extenderse hasta 2028, después de que el acuerdo actual expire. “El sindicato exige que la empresa rescinda su decisión de posponer los lanzamientos mencionados anteriormente y planifique y financie de inmediato las inversiones en Belvidere”, dice una denuncia presentada por el sindicato.
Fain ha sido muy crítico con el CEO de Stellantis, Carlos Tavares, por amenazar con recortes de empleo a medida que las ventas en EE. UU. han disminuido este año.
Stellantis informó que sus ganancias netas cayeron a la mitad durante los primeros seis meses del año, en gran parte debido a menores ventas y costos de reestructuración.
El fabricante de automóviles, creado en 2021 a raíz de la fusión de Fiat-Chrysler con PSA Peugeot, reportó ganancias netas de 5.6 mil millones de euros en el periodo, una disminución del 48% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Los ingresos cayeron un 14% a 85 mil millones de euros.
En resumen, el enfrentamiento entre el United Auto Workers y Stellantis por la reapertura de la planta en Illinois ha tomado un giro político y laboral que podría resultar en una huelga. El sindicato exige que la empresa cumpla con las promesas hechas en el contrato y asegure que se mantengan los puestos de trabajo en el sector automotriz de EE. UU. Ambas partes deberán negociar para llegar a un acuerdo que satisfaga a ambas partes y asegurar un futuro competitivo y sostenible para la empresa y sus empleados.