Como ocurre con cualquier avance tecnológico, la aparición de nuevas herramientas desafía las formas tradicionales de hacer las cosas.
Desde que la inteligencia artificial (IA) se generalizó y se hizo familiar para el público en general hace unos años, su impacto revolucionario no ha hecho más que crecer. Ya se trate de ChatGPT (de OpenAI), Gemini (de Google) o cualquier otra IA denominada «generativa», porque pueden crear y generar algo nuevo dentro de un contexto específico con una mínima intervención humana, estas herramientas han cautivado a millones de usuarios.
Cuando se utilizan correctamente, estos grandes modelos de lenguaje (LLM) aplicados a la IA pueden resultar increíblemente útiles en las tareas cotidianas. Los estudiantes, por ejemplo, ya los están utilizando para mejorar sus habilidades, reducir el tiempo necesario para los cálculos, la programación, la escritura u otras actividades. Si bien es fundamental ser consciente de sus errores y alucinaciones y considerar las fuentes de las que estas IA «aprendieron» (sus vastos conjuntos de datos), ofrecen importantes contribuciones para mejorar diversas tareas.
La realidad es que esta tecnología está en auge y seguirá así durante algún tiempo. Los humanos y las máquinas han estado trabajando juntos durante muchos años, y la IA no es una excepción. Como se mencionó, la IA puede ser una herramienta valiosa para la vida cotidiana si se usa correctamente, pero también plantea desafíos futuros.
En este contexto, se ha discutido mucho sobre el potencial de la IA para provocar pérdidas de empleos o la transformación de los roles existentes. Como cualquier avance tecnológico, la introducción de nuevas herramientas desafía los métodos y prácticas existentes.
Sin embargo, siempre elijo adoptar una visión positiva y optimista. Si bien es cierto que puede haber pérdidas de empleos, también habrá una transformación de roles. Es probable que las tareas repetitivas, que pueden ser reemplazadas por la IA, sean las que corran mayor riesgo. Como ocurre con toda revolución tecnológica, ciertas tareas quedarán obsoletas.
El enfoque debe estar en abordar las nuevas necesidades y garantizar que la sociedad se adapte a estos cambios. Debe haber una agenda digital que acompañe estos cambios en la vida y la sociedad. Este cambio debe ser gradual, permitiendo que las empresas, las ciudades, las regiones y los países adapten sus procesos de producción de manera progresiva.
La innovación y la cibercultura se están transformando a un ritmo revolucionario, y la educación debe facilitar estos cambios. Las escuelas deben ser más flexibles, no solo preparando a los estudiantes para los trabajos existentes sino para los trabajos del futuro. La IA crea una necesidad de adaptación, mejora técnica, estudio de sistemas y una sociedad que demanda nuevos conocimientos. Esto es algo que debe abordarse.
En mis años de trabajo en el mundo de las TI, he tenido el honor de capacitar a maestros y educadores de todo el mundo. Un desafío común que todos enfrentamos es cómo incorporar nuevas tecnologías en el aula. Este año, el jueves 26 de septiembre, en la UAI, albergaremos el XXII Congreso Internacional de Innovación Tecnológica en Informática, un evento que se lleva a cabo ininterrumpidamente desde 2003.
Para 2024, hemos titulado el congreso “Innovación: rompiendo barreras con inteligencia artificial”, precisamente porque servirá como catalizador para reflexionar sobre el impacto de la IA y las nuevas tecnologías en nuestra sociedad. El congreso será completamente gratuito y cualquier persona puede inscribirse a través de este enlace.