La polémica que surgió la semana pasada por la representación blasfema de «La Última Cena» protagonizada por una lesbiana pudo haberle proporcionado a la artista una atención global inesperada. Sin embargo, las consecuencias del insulto directo a innumerables cristianos alrededor del mundo podrían haber sido más de lo que esperaba.
La abogada de la activista Barbara Butch anunció en Instagram que su cliente ha recibido amenazas de violación, tortura y muerte, así como insultos antisemitas debido a su ascendencia judía. Además, ha sido blanco de comentarios sexistas, homofóbicos y de actitudes «grossofóbicas» debido a su peso y su defensa de la aceptación de la obesidad.
Desde la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de París 2024, Barbara Butch ha sido objeto de ciberacoso y difamación, motivando que haya decidido emprender acciones legales contra aquellos que intenten intimidarla en el futuro.
Resulta irónico que una persona se presente ante una audiencia mundial para burlarse de la fe de miles de millones de personas, y después se queje de la respuesta negativa que recibió por parte de la sociedad. La ofensiva legal de Butch aparentemente no está teniendo el efecto intimidante que se esperaba, como lo muestran diversas reacciones en redes sociales.
Aún es incierto cuál será el resultado de las acciones legales de Barbara Butch, pero ya es evidente que su participación en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos ha generado más controversia que los propios juegos. Es importante recordar que la religión cristiana no aprueba ni tolera amenazas de violencia, por lo que aquellos que recurren a tales actos están deshonrando en lugar de proteger la fe.
Finalmente, la lección que queda es que Barbara Butch y sus seguidores han recibido mucho más de lo que esperaban con esta polémica, demostrando que las acciones tienen consecuencias que a veces pueden ser impredecibles.