Empresas modernas busca el equilibrio entre el entorno ambiental, social y de gobierno. Sin embargo, esta misión no ha estado exenta de críticas, tanto desde la izquierda como desde la derecha del espectro político.
A pesar de la controversia, el 92% de los CEOs encuestados en un estudio de Teneo han manifestado su intención de seguir adelante con iniciativas de ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) a pesar de las críticas públicas.
Martha Carter, vicepresidenta de Teneo y encargada de gobierno y sostenibilidad, advierte que las empresas deben estar preparadas para enfrentar múltiples riesgos, incluyendo la crítica de aquellos que consideran que van muy lejos con ESG, así como los que piensan que no están haciendo lo suficiente.
La actual coyuntura política polarizada ha polarizado aún más la percepción de ESG, generando presiones tanto desde la izquierda como desde la derecha. Empresarios de renombre como Vivek Ramaswamy han criticado duramente las iniciativas de ESG, calificándolas como una forma de impulsar una agenda ideológica en detrimento de los accionistas.
La controversia en torno al término ESG llevó a que algunos ejecutivos opten por cambiar el nombre que le dan. La directora de sostenibilidad de Walmart, Kathleen McLaughlin, señaló que el término se ha convertido en un «espantajo» que significa cosas diferentes para diferentes personas.
El profesor Florian Berg, de MIT, indica que la falta de claridad sobre los objetivos de ESG ha contribuido a la controversia en torno al tema. Ya que las letras no tienen una definición precisa, los accionistas, el público e incluso los empleados no están seguros de si se refieren a la agenda de responsabilidad social corporativa de una empresa o a una estrategia de beneficios a largo plazo.
Empresas y inversores no siempre son honestos sobre sus intenciones, lo que puede dejar a los interesados con la sensación de que han sido engañados. Berg advierte que la crítica puede ser justificada si no se es honesto sobre lo que puede esperarse de un negocio.
Para mitigar posibles campañas de críticas, las empresas deben no solo mirar hacia adelante, hacia sus objetivos declarados, sino también hacia atrás, hacia sus afirmaciones y acciones pasadas. Esto significa estar cerca de lo que es importante para los stakeholders y asegurarse de que las declaraciones y acciones públicas se alineen con la estrategia empresarial y con los compromisos previamente comunicados.
En resumen, el compromiso con las iniciativas de ESG ha llevado a empresas y ejecutivos a navegar aguas turbulentas, pero su determinación por avanzar en estas áreas sigue siendo firme a pesar de la controversia pública.