El presidente francés Emmanuel Macron, conocido por su afiliación globalista y su pasado como banquero de Rothschild, ha logrado sobrevivir políticamente a diversas crisis durante sus siete años en el poder. Desde las marchas de los Chalecos Amarillos, hasta disturbios raciales, pasando por el malestar político causado por sus decisiones dictatoriales en el cambio de planes de pensiones, y la larga movilización de los agricultores franceses en contra de sus políticas globalistas absurdas.
Sin embargo, parece que finalmente las elecciones anticipadas que convocó conducirán a su desaparición como líder efectivo, y se espera que cumpla el resto de su segundo mandato – hasta 2027 – como un presidente con poco poder político.
Los medios globalistas están sintiendo el impacto, con una multitud de artículos por todas partes sobre el declive de Macron. Tanto The Washington Post como Financial Times han publicado artículos con titulares que hablan del ‘Fin del Macronismo’.
Según The Washington Post, “lo que una vez parecía impensable, ahora parece una realidad inminente”. Se espera ampliamente que la derecha se convierta en el partido más grande en el parlamento francés, con el Nacional Reunido emergiendo con el bloque de escaños más grande, seguido de la coalición rival de la izquierda francesa, dejando al partido leal al presidente Macron en un distante tercer lugar.
El fracaso de Macron en mantener su mayoría parlamentaria ha llevado a una disminución en su popularidad y al auge de partidos extremistas en Francia. Su estilo político autoritario y su incapacidad para forjar un movimiento genuino de base bajo su liderazgo han contribuido a su caída precipitada.
Los rivales dicen que Macron se disolvió a sí mismo y al parlamento, y celebran la noticia de que el «Macronismo ha terminado». Ahora, sus aliados solo pueden esperar que el partido RN caiga estrepitosamente en el gobierno, inmunizando a Francia contra la elección de Le Pen en 2027.
En resumen, Macron ha fracasado en sus intentos de mantenerse como un líder efectivo y en su objetivo inicial de liberar a Francia de la atracción de la extrema derecha. Su mandato ha coincidido con un auge en el apoyo a partidos extremistas, y su estilo de gobierno presidencialista ha sido ampliamente criticado.
Es evidente que Macron enfrenta un futuro incierto y lleno de desafíos, mientras Francia se prepara para un cambio significativo en su dirección política.