La unión de la izquierda española para controlar el cuarto poder ha generado preocupación por la posible censura en los medios de comunicación, lo que podría significar el fin de la libertad de expresión, especialmente de la prensa.
Bajo la premisa de que «el camino al infierno está empedrado de buenas intenciones», la censura en España se promociona como una medida de protección, imponiendo así una narrativa autorizada por el poder.
Para lograrlo, se promueve como una medida de «transparencia», incluso buscando crear un registro de medios bajo la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. El gobierno argumenta que de esta manera se garantizaría la transparencia en la financiación de los medios, la inversión publicitaria y la propiedad de los mismos.
La inversión de 100 millones de euros anunciada por el Ejecutivo para combatir lo que llama el «auge de la extrema derecha» y la acusación de «interferencia de potencias extranjeras», consideradas «enemigas de la democracia», forman parte de esta estrategia.
Sin embargo, la prensa española señala que el gobierno no practica lo que predica en cuanto a transparencia. Medios como El Confidencial han revelado opacidad en el destino de la publicidad institucional, con el gobierno ocultando información que debería ser pública desde hace años.
En medio de estas acciones, surge la acusación del gobierno contra el Partido Popular de financiar medios con líneas editoriales conservadoras para socavar al Ejecutivo. Esto ha llevado a la propuesta de establecer límites en la financiación que las administraciones públicas pueden destinar a los medios, con el objetivo de evitar dependencias indebidas.
Se pone en duda la verdadera voluntad de transparencia por parte del gobierno, especialmente cuando se observan situaciones donde se evaden preguntas incómodas en ruedas de prensa, generando preocupaciones sobre la responsabilidad y la coherencia en su actuar.
No es la primera vez que se enfrenta este tipo de medidas en España. La historia recuerda a figuras como Che Guevara, quien en 1959 abogó por la eliminación de todos los periódicos durante la revolución socialista en Cuba, argumentando que no se podía hacer una revolución con libertad de prensa.
Por todo esto, es importante reflexionar sobre la importancia de la libertad de expresión y la transparencia en los medios de comunicación, pilares fundamentales de una sociedad democrática y plural. Reafirmar estos valores es clave para preservar la diversidad de opiniones y el derecho a la información en un contexto político cada vez más polarizado.