El gigante del petróleo Shell presentó una demanda por 2.1 millones de dólares contra Greenpeace luego de que seis activistas ocuparan una plataforma de perforación en alta mar durante 13 días en enero y febrero del año pasado. La demanda, conocida como la «demanda de intimidación», es una de las mayores presentadas contra el grupo en sus más de 50 años de historia, y podría alcanzar los 8.6 millones de dólares en daños si se suman contratistas, según Greenpeace.
La empresa ofreció reducir la demanda si Greenpeace acordaba no protestar en las instalaciones petroleras en el futuro. Shell exigió 1 millón de dólares en daños y el resto en costos legales.
La demanda de Shell tiene notables similitudes con una subtrama de la serie «Succession», donde uno de los personajes intenta demandar a Greenpeace para recuperar su herencia luego de que su abuelo anuncia que donará su enorme herencia a la organización. Greenpeace, por su parte, se ha burlado de la demanda de Shell en las redes sociales, comparándola con las tácticas legales torpes del personaje de «Succession».
Además, el creador de la serie, Jesse Armstrong, donó £25,000 ($31,800) al fondo de emergencia de Greenpeace en respuesta a la demanda de Shell, demostrando el impacto de la sátira en la vida real. Esta acción se produce en un contexto de batallas legales cada vez más comunes entre grupos ambientalistas y compañías energéticas.
La crisis climática ha impulsado a grupos como Greenpeace a tomar medidas más drásticas para llamar la atención sobre el impacto ambiental de las compañías petroleras. Shell, por su parte, ha registrado grandes ganancias en los últimos años, pero ha sido criticada por no cumplir con sus objetivos climáticos. Esto ha generado una fuerte lucha entre las empresas de energía y los activistas ambientales.
En conclusión, la demanda de Shell contra Greenpeace es un ejemplo perfecto de cómo la ficción televisiva a menudo se asemeja a la realidad, y cómo un drama corporativo puede tener un impacto real en el mundo. Las batallas legales entre el gigante del petróleo y los activistas climáticos ponen de manifiesto la importancia de la lucha por el medio ambiente y la necesidad de que las empresas cumplan con sus compromisos ambientales.