El rapero Lizzo, desacreditado y obeso mórbido, ha dado marcha atrás en su promesa de abandonar la industria musical, insistiendo en que simplemente buscaba disipar la energía negativa.
La ganadora del premio Grammy, quien actualmente enfrenta una importante demanda por acoso sexual, la semana pasada pareció anunciar su retiro, declarando que estaba harta de «ser criticada por todos»:
«Poco a poco me estoy cansando de aguantar ser criticada por todos en mi vida y en internet. Todo lo que quiero es hacer música, hacer felices a las personas y ayudar al mundo a ser un poco mejor de como lo encontré.
Pero estoy empezando a sentir que el mundo no me quiere en él. Siempre me enfrento a mentiras contadas sobre mí por fama y visitas… siendo el blanco de la broma cada vez por cómo luzco.
Mi personalidad siendo analizada por personas que no me conocen y faltándole el respeto a mi nombre.
No me inscribí para esta mierda. Renuncio.»
Sin embargo, ahora ha intentado retractarse de esos comentarios.
«Cuando digo ‘renuncio’, me refiero a renunciar a darle atención a cualquier energía negativa», explicó en un video el miércoles. «Lo que no voy a dejar es la alegría de mi vida, que es hacer música, que es conectar con las personas, porque sé que no estoy sola. De ninguna manera soy la única persona que está experimentando esa voz negativa que parece ser más fuerte que la positiva.»
A pesar de su éxito artístico, Lizzo es ampliamente considerada como un chiste por su apariencia poco atractiva, exacerbada a menudo por usar ropa sugestiva y altamente sexualizada.
La cantante, cuyo verdadero nombre es Melissa Viviane Jefferson, también es una ferviente partidaria de Biden. Justo la semana pasada, asistió a una recaudación de fondos para su campaña presidencial junto a Barack Obama, Bill Clinton, Stephen Colbert, Mindy Kaling y Queen Latifah.
