Los métodos tradicionales para predecir los precios de la vivienda y otros indicadores económicos están resultando insuficientes. En nuestra investigación reciente, exploramos un aspecto pasado por alto de la compra de viviendas: la importancia de las expectativas de los compradores. Descubrimos que las anticipaciones de los compradores de hipotecas sobre los futuros precios de la vivienda son cruciales para comprender la salud de la economía.
Existe un consenso en que las expectativas sobre futuros incrementos en los precios de la vivienda y las tasas de interés influyen significativamente en la dinámica del mercado inmobiliario. La lógica es clara: si los individuos creen que el valor de las casas aumentará, están más inclinados a asumir más deuda. Este efecto se amplifica en el mercado de la vivienda porque no se puede apostar contra las caídas del mercado, lo que hace que las perspectivas positivas de los compradores sean más influyentes. Estudios anteriores han indicado que este optimismo puede impulsar incrementos rápidos en los precios de la vivienda, creando «burbujas». Estas burbujas a menudo llevan a precios inflados de viviendas, alimentados por especulación.
¿Qué sucede, sin embargo, cuando los precios de la vivienda permanecen elevados pero las expectativas comienzan a decrecer?
Nuestros hallazgos indican que las expectativas son críticas en los procesos de toma de decisiones de los compradores de hipotecas. Durante la pandemia de COVID-19, hubo un periodo en el que la confianza en futuros incrementos de precios de la vivienda disminuyó, a pesar de que los precios reales seguían subiendo.
Observamos que los compradores que inicialmente eran más optimistas sobre los incrementos de precios eran significativamente más propensos a solicitar la indulgencia hipotecaria, una suspensión o reducción de pagos, en un 50% más que la población de compradores de hipotecas en general (6% versus 4% en nuestro estudio) durante este episodio. Esto subraya el impacto significativo de las expectativas de los compradores en el mercado de la vivienda y la estabilidad económica.
Nuestros hallazgos sugieren que la ola de compradores optimistas entre 2021 y mediados de 2022 puede ser particularmente vulnerable a caídas en las expectativas si se combinan con un patrimonio negativo o pérdida de empleo. Afortunadamente para el mercado hipotecario, la economía, y los precios de la vivienda, se mantuvieron fuertes durante este episodio reciente de expectativas decrecientes.
Nuestra investigación sirve como una advertencia para aquellos involucrados en políticas y finanzas de vivienda: es esencial considerar lo que piensan y esperan los compradores, no sólo los indicadores financieros habituales como tasas de interés, pagos mensuales, o cuánta deuda están asumiendo en comparación con el valor de su hogar.
Para aquellos que regulan y monitorean el mercado de la vivienda, comprender la relación entre lo que la gente espera y lo que está sucediendo realmente puede llevar a mejores pronósticos y políticas más inteligentes.