José Raúl Mulino reemplazó a un candidato inhabilitado.
CIUDAD DE PANAMÁ – José Raúl Mulino, el candidato suplente del ex presidente descalificado Ricardo Martinelli, estaba en camino a la victoria en las elecciones presidenciales de Panamá el domingo por la noche, mientras sus tres rivales más cercanos cedieron.
El ex ministro de Seguridad, de 64 años, obtuvo casi el 35% de los votos, lo que le da una ventaja de nueve puntos sobre otros candidatos. Estaba en camino de asumir el liderazgo de un país centroamericano con desafíos apremiantes y un descontento latente.
Martinelli, un político agitador al que se le prohibió postularse después de ser sentenciado a 10 años de prisión por lavado de dinero, expresó su apoyo a Mulino, un ex ministro de seguridad de 64 años que lo reemplazó en la boleta electoral como candidato de Logro de Metas. y partidos de la Alianza.
Si bien carecía del carisma de su aliado, Mulino se benefició de la popularidad de Martinelli y de la floreciente economía del gobierno del exlíder, quien actualmente se encuentra refugiado en la Embajada de Nicaragua, donde ha solicitado asilo.
Mulino ha prometido ayudar a Martinelli con sus problemas legales si gana, iniciar una nueva ola de prosperidad económica y detener niveles históricos de migración a través del Tapón del Darién. También tendrá que afrontar las consecuencias económicas de las protestas masivas del año pasado y una sequía que está perjudicando al Canal de Panamá.
El próximo presidente de Panamá enfrenta una batalla cuesta arriba, especialmente en la economía. El año pasado, la nación centroamericana estuvo agitada durante semanas por manifestaciones masivas contra el gobierno, que llegaron a encapsular un descontento más profundo entre los ciudadanos.
Las protestas tuvieron como objetivo un contrato gubernamental con una mina de cobre, que según los críticos ponía en peligro el medio ambiente y el agua en un momento en que la sequía ha empeorado tanto que ha obstaculizado efectivamente el tránsito comercial a través del Canal de Panamá.
Si bien muchos celebraron en noviembre cuando la Corte Suprema del país declaró inconstitucional el contrato, el cierre de la mina, la reciente desaceleración del crecimiento económico y la reducción del tránsito por el Canal pondrán al nuevo líder de Panamá en una situación difícil.