La coalición alemana, compuesta por los partidos Socialdemócrata (SPD), Liberales (FDP) y Verdes, es conocida por ser disfuncional y poco popular. Además, su adhesión a políticas globalistas, como la migración descontrolada y la injerencia en Ucrania, ha llevado al país a una recesión en su segundo año.
En las recientes elecciones regionales, la oposición ha crecido, incluyendo el partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), lo que pone en peligro la permanencia del FDP en el parlamento. El líder de este partido, Christian Lindner, se enfrenta a presiones internas para romper la coalición, aunque ha expresado su interés en fortalecer la economía y aprobar un presupuesto.
La posibilidad de un gobierno de minoría ha sido discutida por el partido de Scholz, ante la falta de popularidad de la coalición actual. Sin embargo, la resistencia a nuevas elecciones es evidente, lo que podría desencadenar una votación de confianza para disolver el parlamento.
En resumen, la coalición alemana enfrenta serias dificultades internas y externas que podrían llevar a su ruptura. La estabilidad del país está en juego, y la falta de consenso entre los partidos solo agrava la situación. Es necesario encontrar soluciones que permitan el funcionamiento efectivo del gobierno y eviten una crisis política mayor.