El comandante de la Armada, Robert A. Green, Jr., compartió públicamente una carta abierta el 1 de enero que busca responsabilidad por el daño causado por la implementación de la ya cancelada orden de vacunación contra el COVID-19 por parte del Departamento de Defensa (DOD).
Más de 35,000 personas se han unido a los 231 signatarios originales de la carta firmando una petición que acompaña a la Declaración de Responsabilidad Militar.
Seis meses después, el autor de «Defendiendo la Constitución detrás de las líneas enemigas», ha presentado una queja formal contra el almirante a cargo del Reclutamiento de la Armada. En un par de publicaciones esta mañana, los lectores pueden encontrar la «OBJECCIÓN AL ACUERDO DE RESOLUCIÓN Y LIBERACIÓN DE TODAS LAS RECLAMACIONES en los Navy SEALs v. Biden» del Cmdr. Green.
Dentro de su queja, el Cmdr. Green alegó la «privación ilegal» de sus derechos de la Primera Enmienda otorgados por la Constitución y una violación de la Ley 42 USC § 1983. La queja identifica específicamente al contraalmirante James P. Waters, el comandante del Comando de Reclutamiento de la Armada.
El Gateway Pundit habló con el ex oficial de asuntos públicos del Ejército de los EE. UU., Dr. Chase Spears, quien está de acuerdo con el Cmdr. Green. Dr. Spears señaló que los comandantes, como el contraalmirante Waters, son responsables de todo lo que sucede en su organización. Reconoció que los altos mandos no han sido responsabilizados por sus acciones, forzando la vacunación y violando los derechos religiosos de las personas.
El vicealmirante de la Guardia Costera (retirado) William «Dean» Lee, considera que la forma en que se ejecutó la vacuna fue vergonzosa y que el liderazgo debería revisar todos los procesos y decisiones tomadas durante la pandemia. Destacó la importancia de la verdad y la confianza en el gobierno.
En conclusión, es vital que el liderazgo militar examine sus acciones y admita posibles errores para no repetirlos en el futuro. La controversia en torno a la vacunación obligatoria ha planteado importantes cuestionamientos sobre la ética y la legalidad de las decisiones de los altos mandos militares. La defensa de los derechos constitucionales y la transparencia en la toma de decisiones son fundamentales para mantener la confianza en las instituciones militares.